Como en los días de Noé

Jesucristo dijo que los eventos del tiempo del fin serían como los de los días de Noé. ¿Cómo eran esas condiciones y por qué deberíamos preocuparnos?

Hablando del tiempo cercano a Su regreso a la tierra, Jesús declaró: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:26-27).

Parece que la gente pensaba que vivía una vida normal durante el tiempo que vivió Noé, justo antes del Diluvio. Eran ajenos al desastre inminente. Entonces, ¿de qué estaba hablando Jesús?

La Biblia dice que “Noé era varón justo, perfecto en sus generaciones” y que “caminó con Dios” (Génesis 6:9). Noé tuvo tres hijos, que se llamaron Sem, Cam y Jafet.

Cuando Dios trajo un diluvio universal sobre la tierra para destruir a toda la humanidad, solo Noé y su familia se salvaron. Pedro declara que Dios “y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;” (2 Pedro 2:5).

Estas ocho personas incluían a Noé, su esposa, sus tres hijos y las esposas de sus hijos (Génesis 6:18).

Ya que Jesús dijo que los últimos días serían paralelos a la sociedad de los días de Noé, podemos profundizar en la Palabra de Dios para saber lo que quiso decir. El libro de Génesis explica cómo eran las condiciones en ese momento.

No mucho después de que Dios colocó a los seres humanos en la tierra, la humanidad se negó a seguir las buenas y beneficiosas instrucciones de Dios que los habrían llevado a una vida estable y feliz. En cambio, rápidamente se dirigieron hacia la autodestrucción.

Siguiendo el ejemplo de Adán y Eva de rechazar las instrucciones de Dios, la humanidad se volvió cada vez más hostil y corrupta. En la época de Noé, “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

Debido a esto, Dios dijo que estaba “arrepentido” de haber creado a la humanidad ( versículo 6 ) y le dijo a Noé: “ He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.” (versículo 13).

El dolor de Dios no era dolor por cometer un error,  Dios no comete errores. Dios le dio a Su creación humana la libertad de elegir entre el bien y el mal ( Proverbios 1:29-31 ), y se afligió en Su corazón al ver cuán lejos había caído la humanidad de lo que Él pretendía originalmente. 

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Jesús se refirió a los días de Noé cuando estaba describiendo cómo serían las condiciones justo antes de su regreso. Su punto era que la gente no se daría cuenta de Su regreso para juzgar a la humanidad. Lamentablemente, la gran mayoría de los habitantes de la tierra vivirán vidas impías en un mundo lleno de violencia cuando ocurra este evento monumental.

En Su Discurso del Monte de los Olivos (Profecía) que se encuentra en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21, Jesús describió lo que sucedería en la tierra antes de Su segunda venida. Las señales del fin de esta era incluyen la abundancia de la anarquía, la predicación del evangelio del Reino y el cerco de ejércitos en Jerusalén (Mateo 24:12-14; Lucas 21:20).

Durante los días de Noé, parece que Dios le dio a la humanidad 120 años para cambiar sus malos caminos. Dios dijo: “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años” (Génesis 6:3).

Los 120 años de Génesis 6:3 se refieren al tiempo que la longanimidad de Dios continuaría con esa generación. Durante esos 120 años, Noé predicó un mensaje de advertencia y Dios esperó pacientemente una reforma sincera ( 1 Pedro 3:20 ).

Desafortunadamente, la gente no respondió. No les importaba. Siguieron viviendo sus vidas como les placía, ignoraron a Dios, y cuanto más persistieron, más erróneo se volvió su razonamiento y más difícil les resultó cambiar.

Romanos 1:21 documenta este lamentable proceso: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

Viviendo en esta sociedad malvada que rehusaba arrepentirse, Noé fue el único que halló gracia a los ojos de Dios como una persona “justa” ( Génesis 7:1 ). Se nos dice que fue "movido por el temor de Dios" y construyó un arca "para la salvación de su casa" como Dios le había instruido (Hebreos 11:7). “Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera" (Génesis 6:14).

Debido a la violencia generalizada en el mundo en ese momento, Dios decidió repoblar la tierra a través de este hombre fiel y su descendencia ( Génesis 6:17-18 ).

El apóstol Pablo confirmó que antes del regreso de Cristo el mundo viviría tiempos peligrosos, llenos de placer, materialismo, inmoralidad, violencia, ociosidad y rechazo de las cosas de Dios ( 2 Timoteo 3:1-5 ).

Una de las principales razones por las que Dios trajo el gran Diluvio fue que la tierra estaba llena de violencia ( Génesis 6:13 ).

Considere la época en la que vivimos. Ha habido un aumento alarmante de la violencia global en los últimos 100 años. Las guerras en los últimos 90 años mataron a más personas que durante los 500 años anteriores combinados ("Guerra y conflicto"). Se estima que 203 millones de personas murieron a causa de las guerras solo en el siglo XX (Matthew White, Atlas histórico del siglo XX , 2010, “Deaths by War”).

Entre 170 y 360 millones de personas fueron asesinadas por gobiernos en el siglo XX, aparte de la guerra. Recientemente, más civiles han estado muriendo en conflictos armados que los propios combatientes, lo que representa el 90 por ciento de las bajas desde 1945. Solo en la última década, la guerra se ha cobrado la vida de aproximadamente 2 millones de niños y ha dejado discapacitados a otros 4 a 5 millones de niños.

Una forma silenciosa de violencia se perpetra en todo el mundo mediante abortos deliberados de inocentes. Cada año se practican alrededor de 44 millones de abortos en todo el mundo (“Tasas globales de aborto , 2008”).

A nivel mundial, el Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo (START) ha documentado más de 125 000 ataques terroristas violentos desde 1970 (“2013 Terrorist Attacks”). Martha Crenshaw, miembro de la junta de START, informó: “Lamentablemente, parece ser cada vez más aceptable en ciertos sistemas de creencias matar a tantos miembros de la otra comunidad religiosa como sea posible. Las restricciones morales parecen estar erosionándose” (CNN.com).

“Hemos visto una trayectoria ascendente bastante empinada en el total de ataques terroristas y muertes en todo el mundo”, dijo Gary LaFree, director de START. “Estamos convencidos de que una gran parte de esto es un cambio real en el mundo”.

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De hecho, las cosas están cambiando en el mundo. Jesucristo dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19). Actualmente vivimos en una época en la que estos vicios son cada vez más comunes.

Una investigación sustancial sobre nuestra cultura occidental ha demostrado la correlación entre la violencia en los medios y los jóvenes que exhiben un comportamiento violento en la sociedad. Los estudios muestran que en los Estados Unidos un niño típico verá más de 200.000 actos de violencia, incluidos 16.000 asesinatos, en la televisión antes de los 18 años. Los programas de televisión muestran 812 actos violentos por hora. Un estudio reciente encontró que el 15 por ciento de los videos musicales contienen violencia interpersonal. Otra fuente moderna de exposición violenta es el acceso a Internet y los videojuegos.

A medida que aumenta la violencia de esta era, el mensaje de Dios se vuelve más apropiado: “No hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.” (Oseas 4:1-3).

Después del Diluvio, la historia humana comenzó de nuevo a través de la familia de Noé. Entonces Dios reforzó el significado especial y la santidad de la vida humana.

Dirigiéndose a Noé y sus hijos, Dios dijo: “Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Génesis 9:5-6).

Siguiendo este decreto, Dios señaló el arco iris como la señal de un pacto de que nunca más destruiría a todos los habitantes de la tierra con un diluvio ( versículos 15-16 ).

Si se hubieran seguido las instrucciones de Dios de respetar la vida a lo largo de la historia, habría tenido el efecto de defender la santidad de la vida humana. Ahora, como en los días de Noé, estamos viendo una cultura creciente de flagrante desprecio por la vida humana demostrada por la ira desenfrenada, la falta de respeto por los demás, el aborto, las guerras y los gobiernos que matan a sus propios ciudadanos.

El Diluvio de los días de Noé, como el fuego destructor de los días de Lot, se convirtió en un ejemplo perdurable de castigo por la desobediencia.

El apóstol Pedro se hizo eco de la conexión de Jesús entre estos dos eventos (2 Pedro 2:5-6; comparar Lucas 17:26-30 ). Haciendo la aclaración de que Dios no perdonó la maldad de los hombres de aquel tiempo.

A lo largo de la historia humana se han cometido muchos males. ¿Por qué, entonces, Dios no castigó a cada generación de la humanidad por su comportamiento pecaminoso? Una razón es que Dios es paciente y misericordioso con Su creación (Éxodo 34:6-7), y no se deleita en la destrucción de los malvados (Ezequiel 33:11). En Su sabiduría, a veces Dios elige mostrar misericordia (Romanos 9:15).

Aunque todas las personas han pecado y pecan (Romanos 3:23), solo Dios puede determinar cuándo una sociedad o nación entera ha violado Sus leyes hasta un punto crítico en el que no tolerará más. Fue en el juicio perfecto de Dios que Él destruyó el mundo durante los días de Noé, permitiéndole servir como un ejemplo para que toda la humanidad aprendiera.

Para obtener más información sobre las condiciones sociales similares que llevaron a la repentina destrucción de Sodoma y Gomorra en los días de Lot.

En los días de Noé, llegó el momento del castigo cuando Dios “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

Un riesgo que corren las personas cuando rechazan el llamado misericordioso de Dios al arrepentimiento es que sus corazones se endurecen. Dios dice: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras” (Romanos 2:5-6).

La primera vez que Dios trajo Su juicio sobre la tierra, fue por un gran diluvio de agua. La próxima vez que Dios castigue a toda la tierra, será al regreso de Cristo, “Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados” (Isaías 66:15-16).

Entonces, la advertencia de Jesucristo en Lucas 17 fue que cuando regrese con gran poder y majestad para salvar a un mundo desprevenido, la gran mayoría de las personas seguirán comiendo y bebiendo, enfocándose en su vida cotidiana, sin darse cuenta de los tiempos peligrosos que están viviendo.

Al igual que la gente en los días de Noé, la gente en los últimos tiempos ignorará los mensajes de advertencia y rechazará los caminos justos de Dios ( Mateo 24:37-39, 44 ).

En ese contexto, Jesús dijo: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.  Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.” (versículos 42-44). 

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Pablo también advirtió que el Día del Señor vendrá “como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:2).

Noé, el profeta de Dios, muy probablemente fue objeto de burlas y burlas por predicar “justicia” (2 Pedro 2:5). La Biblia revela que en los últimos tiempos, antes del regreso de Cristo, la gente también ignorará las advertencias de arrepentimiento. Como señala Pedro, “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?'” ( 2 Pedro 3:3-4 ).

Jesús agregó: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.  Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” (Lucas 21:34-36).

¿Llamará Dios nuestra atención antes de ese tiempo? ¿Nos arrepentiremos de nuestros pecados y nos volveremos a Dios? Y cuando Cristo regrese, “¿realmente encontrará fe en la tierra?” ( Lucas 18:8 ).

El registro bíblico dice que “ Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” (Génesis 6:8). Dios fue misericordioso con este hombre justo. Nuestra esperanza es que tú también encuentres el favor de Dios cuando Jesús regrese.

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